La fundamentación de la situación de aprendizaje "El Juego de las Texturas" se basa en diversas teorías del desarrollo infantil y en el marco normativo que sustenta la educación en la primera infancia.
En primer lugar, teorías como las de Jean Piaget y Lev Vygotsky subrayan la importancia de la interacción activa con el entorno físico y sensorial. Piaget argumenta que los niños construyen su conocimiento a través de la exploración y manipulación de estímulos táctiles, mientras que Vygotsky enfatiza el rol del contexto social en el aprendizaje. Al centrarse en la exploración de texturas, esta propuesta permite a los niños aprender de manera activa, desarrollando tanto su capacidad cognitiva como su autonomía y habilidades sociales al compartir experiencias con sus compañeros.
Además, el enfoque en la educación sensorial está respaldado por investigaciones que demuestran que el aprendizaje a través de los sentidos facilita la comprensión del mundo y mejora la retención de información. La exploración táctil no solo amplía el vocabulario descriptivo de los niños, sino que también fortalece su capacidad para reconocer y procesar las sensaciones de su entorno, lo cual es crucial para su desarrollo integral.
Esta propuesta también se alinea con las políticas educativas que promueven el derecho al juego y la exploración sensorial como mecanismos esenciales para el aprendizaje. Dichas políticas subrayan la importancia de crear entornos inclusivos y seguros que permitan a los niños aprender a través de la experiencia directa, lo que es especialmente relevante durante los primeros años de vida.
Por último, la inclusión y accesibilidad son pilares clave en esta fundamentación. Asegurar que todos los niños, sin importar sus capacidades, puedan participar en las actividades sensoriales, refuerza la diversidad y enriquece el proceso de aprendizaje, promoviendo un sentido de colaboración y pertenencia en el grupo.